lunes, octubre 17, 2005

21 gramos

Reencontrarse con los placeres. El cine puede ser a veces una referencia difusa que va y viene con capricho. Lo que en un principio pensaba que iba ser una película más sobre drogas y violencia, se covirtió en una de las mejores que he visto últimamente. Aunque esto último no es raro, si tenemos en cuenta el bagaje idiotizador que también paraliza a la gran industria cinematográfica. 21 gramos o convertir lo que podría ser un melodrama facilón de sobremesa, en una pieza perfectamente estructurada, magníficamente conducida, hilvanada con referencias stefenkingnianas, potente y rotundo.
La referencia de Amores perros está presente, es constante, pero el lenguaje es distinto, nada latino, básicamente anglosaón. Una filosofía distinta.
Reencontrarse con los placeres de un cine independiente que la máquina globalizadora engulle y extiende, acentuando una contradicción de la que nadie escapa.

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