Nadie me contó o supo contarme que era una profesión bipolar. Me refiero al trastorno que puede trasladarte de la euforia física al fracaso rancio en segundos de clase, entre timbres o diarios. Es una angustia asfixiante que te conduce a pensar en ceder, claudicar, en acomodarte a situaciones disparatadas y fatalmente humillantes mientras una inmensidad en tu interior te desgarra haciéndote sucumbir hacia la certeza de lo que consideras radical y firmemente correcto.
Nuestra sociedad se está autocanibalizando por los pies, desde abajo, con la permisividad pasmosa de la ignorancia, indiferencia y los intereses del hedonismo gollumniano. Se trata de un suicidio de la naturaleza, su experimento más ¿inteligente? está fracasando, quizá ya lo haya hecho y esa permisividad es fruto del mismo plan mortuorio. Un fin lento, pausado, consentido y luchado, un fin en el que el triunfo cambia de rostro, en el que la jerarquía, la maldita jerarquía se ha transformado hacia lo..., yo que sé hacia qué.
1 comentario:
Insuperable, inteligente, auténtico, real, único, irrepetible, transparente, sublime...Gracias por hacerme feliz
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