domingo, enero 15, 2006

Bariloche. Andrés Neuman

Bariloche es uno de esos libros agradables que trasmiten durante su lectura una sensación constante de placidez, de recompensa casi inmediata, de sosiego. Hilvanado entre la cotidaniedad de un basurero bonaerense y su adolescencia, marca unos ritmos pausados trasladando la primera y la tercera personas con una autoridad sencilla y equilibrada. Equilibrio que nace de una prosa poética que no emana pedantería ni soberbia, sino que simplemente trasluce ingenio e inteligencia. La historia es la de una búsqueda interior, la de la confrontación con un mundo inadecuado, soterrándose un escaparate sutil de la Argentina eterna ilusionante, siempre al borde del éxtasis, siempre cayendo y buscando resquicios donde agarrarse. Es el reflejo de un país fantástico y oníricamente envidiado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿un país oniricamente envidiado? ¡para nada!