La dulce trampa de los síntomas identitarios es que pueden hacer estallar los resortes más tenebrosos y pavorosos de nuestra materia gris, en esos rincones en los que se torna azabache. Provenientes de esa oscuridad, se esputan colores diferentes que son los mismos, palabras diferentes que son las mismas, canciones que no se diferencian cuyas melodías no se asemejan.
El engaño se presenta de manera evidente, tan evidente que no se ve. Un engaño que muestra unos intereses y unos fines que tampoco se ven, que está al servicio del entretenimiento de las masas mientras ellas mismas se derrumban por la debilidad de unos pies de barro y una mente anestesiada.
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2 comentarios:
El nacionalismo es uno de los grandes engaños de la historia contemporánea. Una gran mentira salida de mentes muy inteligentes ya que consigue aflorar la caverna que tenemos, la identificación con un grupo y unos símbolos en oposición violenta a otro por una hipotética y supuesta supervivencia sustentada en una diferencia milenaria y sustancial, siempre en pos de unos fines que en su origen se encontraban en el fortalecimiento de los sistemas capitalistas.
Las fronteras son meadas de león entre imbéciles.
Nos dicen lo que debemos sentir, en qué momento debemos sentirlo y en relación aq ué debemos sentirlo... yol lo siento mucho, pero en esos temas no siento nada. Las identidades globales no las entiendo, sea del tipo que sea. Me esfuerzo por tener la mía propia, como individuo que intenta, desesperadamente, conectar con otros individuos.
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