Palabras que penetraban hasta el estómago despertando una procesión de pinchazos en el pecho y en el rostro.
Palabras nacidas de la ignorancia.
Palabras surgidas desde el instinto.
Palabras alentadas por el consentimiento.
Palabras infravaloradas, despreciadas y desmedidas.
Palabras superficiales que llegan al alma.
Palabras de la necedad que arriban al corazón, dañándolo.
Palabras de la miseria de la ignorancia.
Ignorancia consentida y querida.
jueves, marzo 16, 2006
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