... eres un negro de mierda

Hoy está siendo un día extraño y espero que no lo siga siendo. Supongo que en el fondo la rutina es un camino rodeado de tinieblas del que tememos salir. Extraño por dos acontecimientos dispares que el azar ha querido reunir en esta hueca primavera. Uno ha sido un nacimiento, siempre es una noticia alegre, la explosión de la vida de los más cercanos, la constancia de nuestra existencia, de nuestros instintos, nuestra persistencia convertida en un ser maravilloso. El otro también tiene que ver con la existencia, con los instintos, aquellos que en parte nos han conducido hasta aquí, que nos han guiado hasta esta supuesta y más que discutida supremacía hiriente y suicida. El centro al que acudo cada mañana como sufridor, aguantador y disfrutador, ha amanecido con unas pintadas que insultaban a dos profesores de manera bastante grave (ver título) y que ha desconcertado a nuestra particular e íntima masilla social. El anonimato y la ignorancia de nuevo se alían para dañar desde la impunidad más consciente y certera, derramando el esfuerzo totalmente unilateral que hoy en día se puede realizar desde cualquier guardería-centrodeenseñanza. No se trata sólo de la ofensa, sino de cómo todo el sentido común más elemental, aquello que nos diferencia y que nos enaltece, el respeto y la razón, es despreciado desde la oscuridad de una ignorancia fascista y racista. Es como caminar durante kilómetros hacia el sur cuando querías al norte, como confiar durante años en la persona que al final te engaña, como pretender que un trozo de hielo no se derrita en el desierto, es chocar contra un muro de incomprensión y de permisividad que ha dejado a un grupo de cada vez más reductibles galos combatiendo sin armas y sin pócima mágica y sin Astérix ni Obélix.