martes, junio 20, 2006

148.600 personas

Sí, ese el es el número que algunos medios de comunicación presentaban hoy para cuantificar las personas ricas que hay en España. Se trata de aquellas que poseen un patrimonio superior al millón de euros. El mercado inmobiliario es el pilar elemental de dicha cifra, que convierte a España a uno de los diez países con mejores datos (mayores datos) al respecto. Las conclusiones que obtengo, al valorar algo que yo ya sabía, las hago, todas, con una expresión facial que vascula entre la estupidez más absoluta y el sentimiento de pringue que arranca desde mis entrañas más pretendidamente obreras ( esta última me parece una palabra demasiado grande para mi, con un significado demasiado inmenso).

Sí, vivimos en un país de nuevos ricos, de gente que ha pasado de la noche a la mañana de ser currantes disciplinados y sumisos a ser consumidores exigentes, chabacanos y de un mal gusto que no entiende de límites. Partiendo de este presupuesto se entienden muchas cosas más, entre ellas el desprecio tan necio que sufre la cultura en España. El rechazo del nuevo rico es casi comparable a una coz, resorte que incluso es abalado por las legiones que jalean a estos nuevos nadadores de la abundancia.

La cuestión inmobiliaria está ya tan manida que resulta casi un lugar común. Simplemente manifestar, sintiéndolo por algunos de mis amigos, que estoy deseando que llegue el día en el que la dichosa burbuja se quede sin jabón y sin agua, cosa que, por otro lado, no creo que ocurra (aunque no tengo ni la más mínima idea de economía, se trata más de una intuición).

El otro día me decían, es que en los países comunistas no puedes comprarte una casa, siempre es del estado. Y yo pienso, en este sistema indiscutible, ¿de quién es la casa?

1 comentario:

Joselu dijo...

No soy de ese selecto o no tan selecto grupo que citas, pero hoy he recogido a mis hijas de una fiesta de cumpleaños en una casa con doncella uniformada y piscina con jardín Se mascaba el "estilo" y el "pedigri", pero te aseguro que me han parecido fríos y distantes, despreciativos. El orgullo es la defenda de los pobres, pero de los ricos es la soberbia. ¡Qué repugnantes que resultan esos que pertenecen a "la clase" privilegiada. No sé si algún día se producirá el estallido de la burbuja. En Japón sucedió en los años noventa. Las viviendas perdieron la mitad de su valor de la noche a la mañana. Supuso una crisis de la que todavía Japón no se ha repuesto. Por cierto, he congelado Profesor en la Secundaria, pero ahora estoy en otro blog sobre poesía. Se llama Palabra poética y está en olahjl.blogspot.com. Si quieres visitarme, allí te estaré esperando. Un cordial saludo, amigo.