viernes, noviembre 23, 2007

De tibiezas

Silbando los vientos de su alegría, se entretenía imaginando su casa, sus interminables tardes de invierno repletas de conversaciones y de libros cobijados por una chimenea y un flexo, su pequeño paraíso de certezas e intimidades. De tibiezas trastocadas por la duda que le causaba la posibilidad de la huida, ¿o sería el reencuentro?, con el campo, con las miradas, con la tranquilidad, con el vino.

No estamos ante el fin, el fin y el comienzo ya lo eran en el principio, sólo hay que saber entender las reglas del juego. De nuevo Saturno Guerra.

1 comentario:

Joselu dijo...

Dan ganas de refugiarse como Saturno Guerra en su casa, a modo de placenta protectora, con su flexo, lecturas, conversaciones en tardes interminables de invierno. ¡Qué maravilla! Aunque qué banal es cualquier discurrir del tiempo que huye. Me ha recordado tu post a Meditaciones rurales de Antonio Machado. Por el vino. Seguimos las reglas de Saturno Guerra, eso sí.