domingo, febrero 10, 2008
Las viñas de La Mancha
Contemplaba semi-inerte el tránsito de las viñas huyendo del coche, conforme se acercaban aceleraban su paso, querían llegar rápido a Alicante. Pero en Alicante no sobreviviría, pensaba en mi semi-inercia (¿?). Están acostumbradas a los bajo cero de Albacete, al frío y al calor, al agua escasa pero cumplidora. Castellanas como el viento, vi como se peleaban con la carrasca, con las encinas en la dehesa no podían y la definición de la amplitud, de la impotencia de lo que no puede ser tocado, ni siquiera rozado, me abrumaba.
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