jueves, septiembre 11, 2008

Síndrome post-vacacional

Serenamente comenzamos a reactivar el mecanismo, los días van tomando forma, las noches se desdibujan pasando lentamente, cómplices de un descanso que se aferra al banquete de la rutina. Pero no hay más, debemos pasar, y eso que casi lo estamos deseando, como puros animales de costumbre, de amaneceres y anocheceres, de comidas, desayunos, cenas e incluso meriendas, reclamamos, rogamos las reglas, su llegada aplastante y autoritaria, sanadora y tranquilizadora. Resulta poco menos que sobrecogedor pensar en nuestra simpleza. O no es simpleza, o no es nuestra, sino sólo de mi propiedad.

1 comentario:

Joselu dijo...

Parece ser que necesitamos la rutina para pode disfrutar del ocio. Pero qué cansado este volver a enhebrarse al autoritarismo de gestos cotidianos, noches cortas de insomnio, fines de semana brevísimos, y esperando de nuevo un tiempo de libertad.