miércoles, septiembre 24, 2008

El estado

Da miedo pensar el poder que tiene el aparato del estado. En esas ocasiones en las que te sientes como una hormiga que está a punto de ser aplastada por la bota de la burocracia, recuerdas cómo debían sentirse aquéllos que vivían en estados realmente crueles cuyos objetivos estaban por encima de cualquier consideración. El estado debe existir, al menos eso pienso hoy, ahora. Hace años alababa las teorías anarquistas, me parecían unos hérores, aún hoy me lo parecen, los ácratas que estaban plenamente convencidos sobre la cuestión. El caso es que después de haber pasado por el tamiz de la enseñanza, absolutamente todas mis posibles ensoñaciones se han derrumbado. Qué grato seía encontrar otro tipo de libertad, una que se ocupara de llegar a otros sitios, ésos que todos sabemos. Una libertad en la que el estado no es una máquina que crea pequeños tornillos que hacen que dicha maquinaria sea aún mayor.

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