sábado, noviembre 29, 2008
¿A quién demonios delató Casaldáliga?
Sentía aun el pie medio dormido, las legañas resecas de una siesta demasiado larga y restos en la nuca de lo que en algún momento debía haber sido sudor. Levantarse era todavía una hazaña, una prueba para valientes, así que optó por entresacar pudorosamente las manos de la manta y continuar con el libro que permanecía suspendido sobre su pecho. La disgresión meliflua y aparentemente interminable sobre Lisboa no había desaparecido, estaba aun ahí, el sueño no la había disipado. Sumiso, una vez más, se enfrentó a la descripción de Sao Vicente da Fora. ¿A quién demonios delató Casaldáliga?
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