martes, noviembre 03, 2009
En sí mismo
Enrique se pasó más de veinte años ensimismado en sí mismo. Pero un ensimismamiento de la categoría discontinua, a saber, se ensimismaba a ratos en el trabajo, en el camino de vuelta a casa, comiendo un puchero con el parte de fondo, mirando a su hijo jugar sobre la alfombra, duchándose con el agua muy caliente, acostándose muy pronto para escuchar sin oír el mismo parte, abriendo un agujero enorme en el corazón de su mujer. En su mismo ensimismamiento no había un pensamiento concreto, se podría definir como una especie de melancolía, de añoranza de algo irreparable, incontable, una huella, una marca indeleble que no le dejaba continuar, que le arrastraba. Veía el fútbol, iba a comuniones, bautizos, cumpleaños, comidas de jubilación. Y a la suya no fue. La gente le apreciaba, le respetaba, era serio y correcto. Tenía un acento muy de allí, de los que hoy ya no se encuentran.
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2 comentarios:
Muy bueno. " Esa especie de melancolía" de Enrique. Y qué decir de que oía el parte sin escucharlo.
A mi me dicen viejo cuando uso la palabra "parte", yo tengo motivo pero tu no.
Expresiones
Piedra
Yo tampoco tengo motivos para decir parte, pero el Enrique del texto sí. Es sólo una pista cronológica.
Un abrazo
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