sábado, febrero 12, 2011

Riópar o Nerpio

La salvedad se encuentra en el documento escrito. La forma literaria surgía de modo espontáneo. Tristemente, salvajemente, me topé con aquella trinchera que rompía en dos las cuatro provincias. La Guardia Civil nos animó a que nos escondiéramos. Cuando salió el sol, nos quitamos las gafas y sentimos su fulgor, su vida, su electricidad. El sol se recreó en su placidez y no quiso bajar, no quiso acompañar la circunferencia del planeta, aunque algunos de mis compañeros decían que era la Tierra la que no se movía. Andamos para encontrar el freno y nos acordamos de Saza en Albacete. Y dijimos, vámonos para Nerpio o para Riópar.

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