martes, abril 10, 2012

Dublín

Un viento frío y persistente, y la ausencia de lluvia: un Dublín en el mismo sitio en el que lo habíamos dejado. Pero un Dublín distinto, puede que más asible, más cercano, y no me refiero a la crisis y su arrogante persistencia en forma de cartelería inmobiliaria. No. La cercanía, pienso, cabilo, medito, observo, me viene de la enfermedad, del mal Montano que me condujo hace unos meses a una de las cumbres de la literatura. Es ver con otros ojos, con los ojos de las letras, con la mirada de un aspirante a ciego que presentaba evidentes rasgos de esquizofrenia. Dublín es Joyce como cualquier ciudad es todo lo humana que puede llegar a ser. Dublín es Joyce porque quiere serlo.

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