martes, diciembre 17, 2013

Tarde de trabajo

Da un poco de miedo esto de internet. A veces, lo aprecio como una suerte de ampliación de las bondades y maldades del ser humano, un kraken amorfo e invisible que lo ocupa y engulle, hasta tu propia voluntad, como el concepto de nada que va de Ende a la antimateria.

Da miedo ser engullido por sus parámetros y que tus propias sinapsis pasen a ser las que desea el gigante.

Un paseo por el campo un día después de llover, breve, de una brevedad vergonzante, y vienen de nuevo a agolparse todos los deseos de retorno, de eterno retorno a la chimenea y al tomillo, al romero y a los cartuchos de escopeta de colores.

Me planteo por primera vez rematar este espacio y pasar las mismas reflexiones (o parecidas) a un espacio más íntimo. No creo que lo deje morir, pero puede que los rigores de la disciplina ya no sean tan necesarios, solo hay que ver el espaciado de fechas.

1 comentario:

Joselu dijo...

Hoy revisando mis entradas de hace años he visto un comentario tuyo. En un tiempo mantuvimos una relación interesante. Tu blog ya está varado hace varios años. Yo sigo, ya son diez años sin parar de publicar. Es una sensación de pena la que me invade cuando veo comentarios de hace años de personas que tuvieron algún relieve en mi blog. No creo que lo leas, pero saludos.