jueves, junio 29, 2006

Después de Bolaño

Leer después de Bolaño es como bajar la ladera de una montaña asturiana en el atardecer de un día de verano. El camino es agradable, te sientes bien, la misión se ha cumplido, pero no puedes evitar que la cima, el momento en el que se alcanzó, justo donde Roberto esperaba agazapado y fumando con ganas de conversar, se convierta en un lugar y un cuando que añoras sin remedio.

Bolaño resume una búsqueda personal en el campo de la literatura que trasciende más allá, entra en ámbitos que todavía no conozco.

Bolaño es como abrir una habitación cerrada, casi con los 24 cerrojos de Borges, y comprobar que está repleta de maravillas obvias y con unas ventanas cuyas vistas se prolongan en un horizonte de desierto sin fin.

Bolaño es una araña que teje y teje, sigue tejiendo y te atrapa con sus hilos pegajosos, con unos hilos tramposos y llenos de luz.

Bolaño es ese escritor que estaba buscando. Lo he encontrado pero quiero seguir buscando.

2 comentarios:

Joselu dijo...

¿Has leído La montaña mágica de Thomas Mann? Pocas novelas me han producido conmoción tan intensa. Concuerdo contigo en el gusto por Bolaño. Su Los detectives salvajes es magistral. He leído también colecciones de cuentos y novelas cortas. Tengo para ocasión adecuada su monumental 2666. La sugerencia de Mann me viene por la intensidad del relato. Creo que a ti también te agrada por tu atracción por Bolaño. Un abrazo.

coquinas dijo...

La lectura de Bolaño ha sido una conmoción para mí. Hacía tiempo que no encontraba.
Gracias por la referencia. No he leído a Mann y, como tú, también lo tengo esperando para una ocasión adecuada. Puede que este verano. Muchas gracias. Saludos