jueves, diciembre 13, 2007

Pequeñito y poeta

A fuerza de vivir en un burdel uno parece convertirse en una puta, la sensibilidad se esfuma, las lágrimas se esfuman, las palpitaciones desaparecen. En un rincón del prostíbulo siempre se esconde un idealista, pequeñito y poeta, virgen. Que no lo oculta es un hecho, y también un fracaso ante la magnífica ola de impotencia que le cubre como la muralla de preservativos pegajosos que tiene que reciclar como parte de un programa del ayuntamiento. Es decir, no hace nada.

1 comentario:

Joselu dijo...

Lo más oscuro siempre engendra algo de luz; la promiscuidad, cierta inocencia; el prostíbulo, la poesía. Puede ser.