Y no fue todo, sino que fue una continuación, un simple nexo más, un eslabón de esta enorme cadena repleta de particularidades tan dolorosas como plenas de satisfacción. Y no lo fue porque esa energía, ese sentimiento, esa chispa, es capaz de irse y estar regresando al mismo tiempo, puede tocarme y yo mismo puedo sentir cómo no hay un espacio para contenerla, al menos no un espacio que pueda ser descrito en un libro de física elemental o superior.
No es más que ese intervalo que la ciencia no es capaz de explicar de ninguna de las maneras, ese intervalo por el que todo, absolutamente todo, merece la pena.
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