domingo, noviembre 07, 2010

El miedo como droga

Aquella semana las noches, plagadas de amargura y de inseguridad, se convirtieron en un nuevo suplicio. El motivo era tan trivial como vana su desesperación, tan estúpido como irracional. Pero la punzada era real, notaba como se iba formando en las paredes de su estómago y se concentraba con rapidez en el centro de su pecho, ovillándose sus nervios en convulsiones que sobre las cuatro de la mañana se hacían insoportables. La lucidez del fin de semana le devolvía a su natural estado catatónico, y era en esos días cuando al realizar su particular psicoanálisis concluía algo así como que su organismo estaba tan habituado al miedo que, de vez en cuando, aunque fuera de modo injustificado, buscaba cualquier pretexto para equilibrar esa parte de su esencia con semejantes espamos. A saber, el miedo como droga.

No hay comentarios: